jueves, 16 de enero de 2014

Cuando el silencio grita.

La rabia deambula por mis arterias, pero en mis tejidos el deber de una buena hija esta en mi ADN, mientras la supervivencia de mi cordura grita ¡extrae esa carne que te está matando!. No ves que no hay salida? .
No hay salida para respirar, vivir, desear, opinar, decir, decidir, llorar a gritos, callar y ver. Todo es una involución, qué saldrá de esta masa ingesta de carne putrefacta y mal oliente que sin embargo late?.
No sé cuánto tiempo aguantaré, no sé a donde llegaré! Mi defensa: vivir cada segundo sin pensar en el siguiente. Estrategia que no sirve de mucho ante millones de segundos esperando mis decisiones.
Mi locura no es capaz de lidiar con la demencia, la demencia es una bruja del  norte, negra, y desafiante que se apodera de la mente y juega con ella. 
No tengo fuerzas hoy, hoy este segundo es suyo, me derrumbo como castillo de naipes, como gotas de lluvia en las hojas de los arboles, caigo lentamente, me veo ya a punto de estrellarme, ya voy a sentir como todos mis huesos se rompen a la vez, como mis órganos estallan como una bomba. Ya llego abajo....
Pero no, sigo aquí y luchando contra mis lágrimas silenciosas, y no aceptando la realidad que me ha tocado vivir.

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