sábado, 28 de septiembre de 2013

El silencio que me acompaña y mi soledad.

Allá a donde miro, lo siento  a mi lado, ya me he acostumbrado a él, se ha convertido en mi fiel amigo, me lo presentaron con lágrimas, pero ahora no veo a nadie en mi vida más leal que él, excepto a mi perrito. Sé lo que puedo esperar cuando pido a gritos estar sola, nadie entiende eso, parece que estar acompañada todo el rato fuese preceptivo de esta vida. Disfruto de mi soledad, por que aunque no elegida si ha sido importante para descubrir lo que de verdad tenía. Mi soledad y mi silencio, van junto a mi lado, se cogen de la mano cuando creen que no los miro, y se echan miradas encendidas cuando se miran a los ojos. Se sienten a gusto conmigo y yo con ellos, me siento una carabina, a veces, pero me vuelvo mas joven cuando los veo como dos novios con su primer amor.
El primer amor ese, que todos guardamos escondido, correspondido o no, pero ahí, tiene su lugarcito.
Nadie puede negarle que se lo ha ganado a pulso, de risas, de corazones desbocados, de mejillas encendidas, de portales a oscuras, de sueños rotos, olor a inocencia rota, por que cuando amamos de esa manera que se ama ya no seremos niños nuca más.
El tiempo pasa y dicen algunos que maduramos, yo no tengo muy claro qué es eso, supongo que es a lo que llaman que te conviertas en una familia, con niños, monovolumen, y domingo en casa de la suegra, yo por suerte o desgracia no he llegado a eso y nunca llegaré, ya mi tiempo paso de puntillas, así que me quedaré con lo que tengo y alguna cosilla que la vida me da cuando le parece.
Ya tenemos cerca el Otoño, aquí en el hemisferio norte, ya las hojas parecen que saben que les llega su momento y se aferran a su querido árbol, pero nada, nada impedirá que no caigan cuando deben caer, tiempo de lluvia, de olor a mojado, mi tiempo favorito, por que ni alma se sube a la montaña rusa, y le gusta sus curvas, y andar por arriba y anda por abajo, y yo pongo cara de qué le voy a hacer? si es lo que me toca, me dicen que no piense cuando este abajo, pero cuando estoy abajo, me comen los demonios! si esos bichejos que todos tenemos, pero que yo no controlo, a no ser que me tome mi medicación, y me toca lidiar con la incomprensión y el dolor de mi madre, por qué ayer reía y hoy no puedo parar mis lagrimones una vez más, pero esto pasará y volveré a estar arriba..... yo debería vivir sola, así no haría daño con mi enfermedad, solo la sufriría yo, pero todo llegará..... todo ha de llegar.


2 comentarios:

  1. la soledad tan deseada, a veces , se convierte en desdicha en otras ocasiones. Me gustó tu relato .Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Me gustó la espontaneidad y la sencillez de las palabras. Creo que estar en silencio, no siempre significa estar sola. Podemos oír, y hay tantas cosas que conversar con uno mismo. Saludos.

    ResponderEliminar