miércoles, 17 de julio de 2013

El silencio de mi Dios

Querido Dios:
Sabes que estoy experimentando el silencio como monja cisterciense, no me apetece mover la boca, nada de un rictus de sonrisa, no tengo fuerzas. No soporto la televisión, los comentarios de las gentes me molestan, solo quiero estar sola, en silencio, esperando tu respuesta.
Hoy me has respondido a una plegaria, volvía en coche de Algeciras, casi sin gasolina y te pedí, con los últimos 20€ ganados, que pudiera echarle algo y poder comer hasta fin de mes, recé mi oración favorita " Señor tu que provees, a las golondrinas, ayúdanos a pasar el mes, y cuando llegué una tarjeta  de un supermercado que yo creía que estaba al limite tiene 200€ para comer.
Mañana o cuando pueda le echaré 10€ de gasolina, y compraré alimentos.
El silencio de mi Dios, es extraño para mi, me gustaría saber qué sentido tiene mi vida, que puedo aportar yo a este mundo?  yo creo que he vivido lo que tenia que vivir, la felicidad que me tocaba por recibir y las lagrimas ahí creo que debo todavía, debo aportar un mar de lagrimas por que quizás esa sea mi misión, llorar para que otros rían, sentirme sola para que otros se sientan acompañados, sentir el desamor para que otros sientan la dicha del amor, el ying y el yang, el equilibrio del Universo.
Antes no comprendía el silencio ahora es mi mejor amigo, le quiero, y no me abandona.  
Me lo enseño una persona que quiero, me dolió al principio, pero ahora, lo entiendo, el silencio es anestesia de la palabra, el punto y final, de muchas cosas, o el principio del conocimiento.
Mi Dios lo utiliza, pero luego en silencio me habla con hechos. Las palabras se las lleva el viento, pero los actos, los hechos quedan como huellas en nuestro recuerdo, eso es lo que importa.

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